Crítica. Skyfall

Skyfall

Creo que esta temporada venía precedida por cuatro grandes estrenos, esperados con una gran expectación y con resultado más o menos dispar.

El primero fue la vuelta a la gran pantalla de Ridley Scott con Promethus precuela de la saga de Alien. Un intento de explicar la aparición del monstruo de la saga. Y aunque la película es entretenida también es un tanto pretenciosa y no termina de cuajar. Veremos que tal su segunda parte, una secuela de la precuela.

Otro estreno esperado era una secuela de la saga de Bourne, en este caso ya sin Matt Damon, El legado de Bourne. No se puede catalogar de cuarta parte, ya que aunque los acontecimientos y ciertos personajes son similares, la trama se desarrolla en paralelo a la de Bourne. La película está bien hecha pero no aporta nada nuevo.

A la vez que estas se estrenaba también El Caballero Oscuro: La leyenda renace.  Una visión crepuscular de Batman y desde mi punto de vista ligeramente basado en el comic de Frank Miller y su saga El caballero oscuro. Digo ligeramente porque aunque las historias no tienen similitud sí lo tiene el Batman que Christopher Nolan reconstruye. Un Batman envejecido y cansado que ha decidido retirarse. Posiblemente la mejor de los cuatros estrenos, aunque Cristopher Nolan se pierde un poco en dicha reconstrucción. No es fácil mantener sagas de este tipo superando siempre a las anteriores.

Por último y el caso que nos ocupa es Skyfall, la nueva película de la saga de James Bond. Después de la relativamente decepcionante Quantum of Solace, se esperaba ansiosamente esta película. Y nada menos que contaba con Sam Mendes como director. Pocas veces se ha optado para realizar un James Bond por un director ya consagrado mundialmente.

Desde que con Casino Royale se cambió el formato de James Bond y desembarcó Daniel Craig en el papel de James Bond, la saga ganó enteros. Nos plantea a un James Bond en sus inicios de 007. Se alejaba de los glamourosos Pierce Brosnan, Sean Connery o Roger Moore, para interpretar a un James Bond despiadado, rudo y salvaje. Hasta puntos tosco y burdo.

Sam Mendes sigue manteniendo estas premisas y añade a su James Bond un toque crepuscular de declive y dejadez. Toda la primera parte de la película transcurre al más puro estilo del último James Bond. Quizás ya no deslumbra como en Casino Royale, ya que ahí sí que supuso una novedad y romper con los moldes establecidos. Aquí ya conocemos a ese Bond. A destacar en el papel de villano a un sobresaliente Javier Bardem. De rubio, jugando con la ambigüedad homosexual. En cambio no juegan mucho con el papel de chica Bond, algo que en las dos anteriores si habían dado bastante importancia. En este caso, a una espectacular Bérénice Marlohe no se le saca mucho partido.

Y a media película o tres cuartos, se produce un cambio de tercio. Descubrimos que es Skyfall como en Ciudadano Kane descubrimos que es Rosebud. La sofisticación da paso a la tosquedad, la trama se sitúa en campo abierto, con escopetas de caza y trucos a la vieja usanza. Recuerda a la parte final de Perros de paja, en la que Dustin Hoffman y su mujer están asediados en su casa de campo e impiden que los rufianes entren en la casa.

Es difícil estar al nivel de Casino Royale, en la que casi nada falta y casi nada sobra. Todo encajaba a la perfección. 

Digamos que Skyfall es una película que intenta adentrarnos psicológicamente en la mente de James Bond, y como ha llegado hasta donde ha llegado. También en una transición de diferentes personajes. Judi Dench deja el personaje de M con esta película y toda la parte final de la película, quizás alargada excesivamente trata de justificarlo.

En resumen, los cuatro estrenos tienen algo bueno, que es que intentan aportar algo más a sus sagas correspondientes. De hecho es lo mínimo que se puede pedir, aunque sólo la de Batman consigue salir bien parada.