Crítica. Argo

Argo

Tercer film como director de Ben Affleck después de Adios pequeña, adios y The Town. Y primera en la que se aleja de Boston, ciudad en la que se crió y que parece conocer tan bien. Y no es que tan sólo que sus dos primeras películas se sitúen en Boston, sino que su primer guión, El indomable Will Hunting,  y por el que ganó un oscar junto a Matt Damon, ya se situaba en Boston. 

La pregunta era si este film brillaría como los dos anteriores. Y se puede afirmar con rotundidad que efectivamente está a la altura de sus dos primeras películas.

Y no era una tarea fácil. Puesto que a pesar de estar basados en hechos reales, a raiz de unos documentos desclasificados de la CIA, la historia ya es de por si bastante inverosimil, como para que llevada a la gran pantalla lo resultase aun más. Pero si por algo se están caracterizando los últimos tiempos es que la realidad supera a la ficción.

Incluso lo que tanto se ha criticado a Ben Affleck, como son sus dotes para la interpretación, aquí están bastante bien resueltas. Su personaje, queda muchas veces camuflado entre el extenso elenco de pequeños pero importantes personajes, y queda como nexo de unión entre los diferentes personajes y en ocasiones de mero espectador dirigiendo a los actores tanto detrás como delante de las cámaras.

La acción se enmarca en la crisis de Iran de los años 80, cuando el nuevo regimen iraní con el Ayatollah Jomeini a la cabeza y las revueltas callejeras toman la embajada estadounidense en Teheran, y mantendrán secuestrados a sus integrantes durante un año entero. De la embajada consiguen huir seis rehenes que se refugian en casa del embajador canadiense. Cuando la CIA se entera que seis de sus ciudadanos han conseguido escapar preparan una misión para sacarlos de Irán, ya que de ser descubiertos posiblemente serían fusilados. Ben Affleck interpreta a Tony Mendez, agente de misiones de rescate de la CIA, que prepara un plan, tan inverosimil como rocambolesco, que hasta el último momento no recibe el visto bueno. El plan consiste en infiltrarse en Irán como miembros de una comitiva canadiense para preparar una película de ciencia ficción titulada Argo y que parte de sus exteriores se rodarían en Irán. A partir de ahí toda la trama se precipita.

El primer recuerdo que me trajo la película, y que me estuvo persistiendo durante toda la película es la de Cortina de humo. Una película del año 1997, en la que los servicios secretos del presidente de Estados Unidos se inventan una guerra en los Balcanes para encubrir un lío de faldas del presidente, que podía comprometer seriamente su candidatura. Película interesante, con un gran plantel pero sin mucha  acogida, y que el tiempo no ha tratado muy bien.

No se pueden obviar las similitudes.  En Argo, el agente Tony Mendez encarga a dos productores de Hollywood que preparen toda una trama para dotar de consistencia a la historia, mientras que en Cortina de Humo es Robert de Niro, agente también de la CIA, quien contrata a un tambien productor de Hollywood interpretado por Dustin Hoffman para que haga lo mismo.

Ben Affleck consigue dotar a la película de un profundo dramatismo, teniendo en cuenta lo esperpéntico de la historia. Y sublimes son los últimos 15 minutos de película, en la que aun sabiendo el final, consigue imprimir gran fuerza y suspense. Supongo que se permitió alguna que otra licencia en favor del efectismo y que las cosas no sucedieron tal y como se narran, pero consigue su propósito y mantenerte enganchado a la butaca.

En definitiva, una de las grandes películas del año.