Crítica. En la mente del asesino

En la mente del asesino

Lo mejor de la película sin duda es el sugerente título que se ha escogido para su versión doblada, emulando al título de una película española de Agustí Villaronga Aro Tolbukhin: En la mente del asesino. Interesante película, esta última, rodada tipo documental sobre un asesino en serie húngaro que quemó a siete personas en una enfermería estando de misión en Guatemala.

Sin duda mucho mejor que la película que la que ahora nos ocupa, aunque también muy diferente.

En la mente del asesino intenta ser una precuela de varias películas interpretadas por Morgan Freeman, El coleccionista de amantes y La hora de la araña, en las que Morgan Freeman interpretaba a Alex Cross, un afamado agente del FBI, con grandes dotes psicológicas e investigadoras. Posiblemente recordéis algunas de las dos películas. Tampoco especialmente buenas, pero que continuaron con el tirón de El silencio de los corderos o Seven, que aun se utilizan como referente en el cine de thrillers psicológicos sobre asesinos en serie.

Aquí vemos a un Alex Cross en sus inicios en la policía, enfrentado a un despiadado e inteligente asesino, pero un tanto desdibujado. No es un asesino en serie, aunque la película intenta tratarlo así.  La puesta en escena de Alex Cross intenta impresionar al espectador con sus dotes para la deducción e investigación, pero claro, no es Morgan Freeman y no lo consigue en ningún momento, siendo hasta ridículo.

En general la película se pierde en su planteamiento y no brilla en ningún momento. En general bastante prescindible. 

Queda para la anécdota, la interpretación de un irreconocible Mathew Perry en el papel del asesino. Le recordaréis por su papel en la serie Perdidos.