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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Crítica. Todos tenemos un plan

Todos tenemos un plan

Meritoria ópera prima en la pantalla grande de la directora Ana Piterbarg, que hasta la fecha sólo había rodado para la televisión.  Y para ésta su primera incursión en el cine cuenta con dos pesos pesados de la interpretación.  Un soberbio Viggo Mortensen que se desenvuelve perfectamente interpretando a personajes atormentados, y una quizás desaprovechada Soledad Villamil, que pudimos ver en la magistral El secreto de sus ojos.

La historia se sitúa en el delta del río Tigre,  uno de los mayores del mundo y muy próximo a Buenos Aires habitado por tipos recios y curtidos. En estos términos se desarrolla la trama,  debatiéndose entre el cine negro y el drama pero siempre claustrófico y asfixiante.

Cuenta la historia de dos hermanos gemelos, ambos interpretados por Viggo Mortensen,  Pedro, que vive en el delta, combinando una vida de apicultor con otros negocios más truculentos y supuestamente enfermo de cáncer, rodeado de truhanes de su misma índole y Rosa, una joven que le ayuda con las abejas. En contraposición Agustín, médico de profesión vive en Buenos Aires con su mujer, interpretada por Soledad Villamil, con la que su relación ha llegado a un punto de inflexión al no querer adoptar con ella a un niño. Hastiado de la vida y atormentado, recibe un día la visita de su hermano enfermo.

Pedro muere en esa visita, no desvelaré cómo y Agustín decide intercambiar su vida por la de Pedro, así que vuelve al Tigre haciéndose pasar por Pedro. A partir de ahi se desarrolla la trama y Agustín se ve inmerso en un mundo turbulento, quizás no el que esperaba, pero al que no renuncia.



A pesar de ser su primera película, Ana Piterbarg, apuesta fuerte e intenta hacer un film de gran factura y lo consigue durante su mayor parte, apoyado por unas buenas interpretaciones y no menos interesante fotografía, sin embargo en ciertos momentos adolece de ciertas incoherencias narrativas. De modo que a pesar de su metraje, más bien largo, cerca de 2h, no se extiende mucho en la vida previa de Agustín que permita justificar el cambio de vida, y a la vez declara amor casi eterno a Rosa, a la que acaba de conocer días antes y a la que cuanto menos dobla la edad. Asimismo también deja en un punto muerto la relación con su mujer, que en un momento dado de la pelicula descubre el cambio de identidad, pero que ahí queda todo. 


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