Crítica. Cosmópolis

Cosmópolis

Cosmópolis o el mundo en mi limusina. Sin duda a estas alturas David Cronemberg se puede permitir hacer lo que quiera.  Tan ecléctico como arriesgado. Aunque siempre moviéndose en un mundo siniestro, escudriñando en el interior de la mente humana.

Se inició con títulos de ciencia ficción de terror psicológico. Con títulos interesantes, reconocidos pero no para un público masivo, un tanto encasillados en el género, que no se exhiben demasiado en la televisión. De esas películas, la más conocida y con la que consiguió gran éxito comercial fue La Mosca. Pero otras como Cromosoma 3, Videodrome y en especial La Zona muerta, elevaron su estatus. Sin embargo, son películas que no se pasan mucho por televisión. 

Después llegarían lo que para mi constituyen sus dos mejores películas, quizás por el cambio de género. Una historia de Violencia y sobre todo la extraordinaria Promesas del Este, que se separan de esas películas entre fantásticas y terror para adentrarse en el thriller.

Aquí vuelve a arriesgarse. Reconstruye para la gran pantalla el libro homónimo de Don  Delillo. Considerada por muchos como una obra profética del colapso del sistema económico actual.

Director y escritor (sino estoy equivocado la película es muy fiel al libro, incluso en los diálogos) crean un submundo dentro de la limusina del protagonista.

Una historia casi de ciencia ficción de un mundo apocalíptico, en el que parece que únicamente existe la élite y la masa social. Es como si 10 años antes viese adonde nos estaba conduciendo el ritmo desenfrenado en el que estábamos inmersos. 

Eric Packer es un tiburón de la bolsa. Un tipo sin escrúpulos. Un triunfador, la élite. Pasa la vida en su limusina, protegido por un curioso jefe de seguridad. Allí hace sus negocios, especula, le atienden los médicos,  practica sexo. El exterior es la selva y pocas veces se ve expuesto a la misma. Casi exclusivamente para ver a su mujer, con la que mantiene una relación enigmática y distante. Parece que ella le quiere, pero él la engaña constantemente. No existe nadie más que él.

Toda la película es enigmática y especulativa. La sombra de su asesinato se cierne sobre Eric Packer. El por qué, el quien, le pueden y poco a poco se va adentrando en el mundo real, sale de su limusina, se expone a un mundo de caos, baja a los infiernos en busca a su asesino en potencia.

Finalmente se encuentran. Y se produce un duelo dialéctico. Como si de su confesor se tratase Eric Packer escucha a su atormentado asesino.

Conceptualmente la película promete mucho. La ambientación es realmente buena, pero se acaba haciendo muy densa, y se ahoga en sus diálogos. En cualquier caso, tengo la impresión que el libro debe producir sensaciones similares. Desde ese punto de vista seguro que es una buena adaptación.